lunes, 29 de junio de 2009

Los "amarillos" y Albert Espinosa



Albert Espinosa ( http://www.albertespinosa.com ) es actor, director, guionista de cine, teatro y televisión e Ingeniero Industrial Químico, y además escribe verdades como puños.
En su novela “El Mundo Amarillo” habla, entre otros temas, de las relaciones entre personas: dice que el concepto de familia, de pareja, etc ha cambiado a lo largo del tiempo, de los siglos, y que, sin embargo, el concepto de “amigo” ha permanecido invariable a lo largo de los años. Él propone un nuevo eslabón en la escala de la amistad: ser amarillo.
Albert define a los amarillos como “aquella persona que es especial en tu vida. Los amarillos se encuentran entre los amigos y los amores. No es necesario verlos a menudo o mantener contacto con ellos”. Los amarillos llegan a tu vida, la modifican en algún sentido, por muy pequeño que sea ese cambio, y desaparecen. No tienes que cultivar con ellos una amistad, no hay que molestarse porque desaparezcan de nuestra vida. Espinosa escribe que “un amigo necesita tiempo, años, pero quizás esa persona os ha dado más que un amigo de seis o siete años. Habéis compartido intensidad y confidencias. Además, una de las características de los amigos es que es un tipo de relación en que lo importante es verse frecuentemente o con asiduidad. Y sin embargo, te encuentras con que un desconocido te ha marcado y te ha hecho sentir mejor, aunque seguramente no volverás a verlo jamás. Normalmente esta situación crea tristeza, una sensación de perder, no de ganar; de haber encontrado a alguien y saber que lo has perdido. Pero en realidad has conseguido “un amarillo”. Uno de los 23 amarillos que tendrás en tu vida.”
Explica que cada uno llega a tener 23 “amarillos” a lo largo de su vida. ¿Por qué 23? Bien, dice que es un número mágico: los núcleos de nuestras células guardan 23 pares de cromosomas, el sexo de una persona viene determinado en el cromosoma 23, cada hombre y mujer aportan al niño 23 cromosomas, la sangre tarda 23 segundos en recorrer el cuerpo humano, la columna vertebral tiene 23 discos, etc.
Y volviendo a mí, estoy segura que ya he conocido a varios de mis amarillos: la primera “amarilla” fue una niña alemana con la que me estuve carteando desde los doce a los veinticinco años (este último año lo dejamos, sin planearlo, supongo que ya nos hicimos mayores…). Nos conocimos por un intercambio de nuetras direcciones en IYS (International Youth Service), un servicio contratado por nuestros colegios para escribir a niños de otro país y ganar habilidad con alguna lengua extranjera. Nos escribimos todos estos años en inglés, desde el “I’m twelve and my friend is tall” a escribir largas cartas explicando desde nuestros pensamientos más profundos, aquellos que sólo le cuentas a ella porque estás amparada en un cierto “anonimato” que da el no haberse visto nunca cara a cara, hasta llegar a tratar de temas más vanales como lo poco que entendemos a los hombres, lo bien que lo pasábamos en la facultad, etc. Aún tenemos pendiente el encuentro en algún rincón de este planeta cuando seamos “mayores”.
¿Y tú? ¿Has conocido ya a algún amarillo?

2 arañazos...:

Welzen dijo...

Tendría que echar un buen vistazo hacia atrás para ver cuántos amarillos tengo. Es un concepto muy interesante la verdad.
Gracias por hablar de este libro, no lo conocía.

Anónimo dijo...

Me ha encantado este libro, lo he leido hace poco y garcais a él he descuvierto algunas personas que antes no sabia catalogar y que ahora se lo que fueron y son: amarillos.

Albert es un libro genial, eres un buen escritor y un brillante guionista.