martes, 14 de julio de 2009

The Children Of Lir



Esta mañana, sin venir a cuento de nada, he recordado la primera leyenda irlandesa que me contaron cuando estuve en Mullingar, co. Westmeath hace casi nueve años. No sé si lo que me gustó fue la historia en sí, la cadencia reposada en la voz del profesor Patrick (¿hay algo más irlandés que tener un profesor llamado así?), la magia del momento en aquella escuela antigua del siglo XVIII rodeada de verde y junto a la catedral Christ The King, todo era tan diferente a lo que estaba acostumbrada en casa... Creo que fue a partir de ese momento cuando me enamoré del folklore, la literatura y la historia de Irlanda. Ahora, lo prometido es deuda:

The Children Of Lir.

En los tiempos en que los cinco reyes de Irlanda (los Tuatha Dé Dannan) competían entre sí por la supremacía en la isla, la mayoría de ellos acordó elegir a Boadbh Dearg para encarnar el máximo poder. Sólo el rey Lir de Sidhe Fionna se negó a aceptar el acuerdo. Demostrando buen talante, el nuevo rey de Irlanda, en lugar de ordenar la destrucción de su rival, le ofreció como esposa a una de sus tres hijas adoptivas como gesto de reconciliación. Entre Aeb, Aoife y Albha, Lir escogió a la mayor de ellas, que le dio dos gemelos, una niña Fionnuala y un niño Aodh, y luego otros dos hijos gemelos, Conn y Fiachra, en un corto pero feliz matrimonio. Lamentablemente Aeb murió en el parto de los dos últimos. Lir quedó desolado y su suegro el rey le ofreció entonces la mano de su segunda hija, Aoife, para que le consolara.

Aoife no tuvo hijos propios, pero ejerció como una verdadera madre para los cuatro niños. Los amó realmente, hasta que el veneno de los celos empezó a adueñarse de ella. Aoife empezó a sentirse desplazada por el amor que Lir mostraba a los niños, así que comenzó a tramar un plan. Con la excusa de llevarlos a pasar una temporada a casa de su abuelo Boadbh Dearg, los sacó del castillo de Sidhe Fionna y durante el viaje, mientras se bañaban en el lago Derravaragh, en un momento de descanso, Aoife les echó una maldición a los niños, transformándolos en cisnes. Les condenó a permanecer en ese lago 300 años, otros 300 en el mar entre Irlanda y Escocia y 300 más en la costa oeste. Sólo cuando llegara la nueva fe a Irlanda y una mujer del sur (la princesa Deoch de Munster) se uniera a un hombre del norte (el príncipe Lairgean de Connaught) podrían recuperar su forma humana. Como generosa concesión, Aoife les permitió conservar sus voces humanas: “No habrá música en el mundo que iguale a la vuestra, a la lastimera música que vosotros cantaréis”.

Pronto, Lir y Boadbh Dearg descubrieron la verdad. El rey como castigo transformó a Aoife en demonio del aire por toda la eternidad (alguna versión habla de que la convirtió en un cuervo). Lir pasó el resto de sus días viviendo a orillas del lago para escuchar a sus hijos cantar su desgracia. Pasaron 300 años, y los cisnes se fueron hasta el frío mar de Moyle. Todos los que conocieron siendo humanos ya habían desaparecido. El paso del tiempo iba acercando los sucesos prometidos. Los cisnes fueron a vivir con MacCaomhog, que había sido discípulo de San Patricio. La reina Deoch oyó hablar de los cisnes y se encaprichó con ellos. Cuando su marido Lairgean fue a pedírselos a MacCaomhog para llevárselos consigo, los cisnes empezaron a recobrar su forma humana, pero ya no eran niños, sino ancianos de mil años a punto de morir. Lairgean se asustó al verlos y Fionnuala le pidió a MacCaomog que los bautizara y que después los enterrara a todos juntos, de pie, en la misma tumba. Así fue. Así se cumplió el destino de los hijos de Lir.

3 arañazos...:

Hada Azul dijo...

Muy bonita la leyenda.

Besos

carmncitta dijo...

probando probando....funciona ya esto de los comentarios??

marijose dijo...

Qué bonito!! Me encantan todos los cuentos mitológicos. Estoy más familiariaza con la griega y romana, que es de la que más he leído, pero la verdad es que la celta también es preciosa y creo que hasta más poética...